Puente Nayero – Un Relato de Resiliencia y Paz en Medio de la Adversidad
Español
Armonía Ascendente: Puente Nayero – Un Relato de Resiliencia y Paz en Medio de la Adversidad
Puente Nayero, un barrio en Buenaventura, Colombia, destaca como una isla de paz en medio de una historia de violencia. Hogar de más de 600 familias desplazadas por la violencia, está protegido por medidas cautelares del Sistema Interamericano de Derechos Humanos. La arquitectura única de la comunidad, con casas sobre pilotes sobre el mar, refleja el estilo colombiano del Pacífico. La zona enfrentó desafíos en el pasado, marcados por «casas de pique» donde ocurrieron actos atroces. En respuesta a las amenazas, los residentes, liderados por Pompilio, erigieron una puerta simbólica en 2014, declarando las calles como un espacio humanitario. A pesar de la presencia residual paramilitar, la solicitud de protección de la comunidad ante la CIDH fue exitosa. Con presencia policial y de la Armada en la entrada, Puente Nayero ha experimentado nueve años sin homicidios reportados. Los residentes mantienen su forma de vida tradicional, basándose en la pesca y prácticas culturales, creando un refugio resiliente en medio de la adversidad
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Ascending Harmony: Puente Nayero – A Tale of Resilience and Peace Amid Adversity
Puente Nayero, a neighborhood in Buenaventura, Colombia, stands out as an island of peace amidst a history of violence. Home to over 600 families displaced by violence, it is protected by precautionary measures from the Inter-American System of Human Rights. The unique architecture of the community, with houses on stilts above the sea, reflects the Colombian Pacific style. The area faced challenges in the past, marked by «chop houses» where atrocious acts occurred. In response to the threats, residents, led by Pompilio, erected a symbolic gate in 2014, declaring the streets as a humanitarian space. Despite the residual paramilitary presence, the community’s request for protection before the IACHR was successful. With police and Navy presence at the entrance, Puente Nayero has experienced nine years without reported homicides. Residents maintain their traditional way of life, relying on fishing and cultural practices, creating a resilient refuge amid adversity.